Amazonía entre orillas

Las oscuras aguas del Rio Negro dibujan los contornos de Anavilhanas, uno de los archipiélagos fluviales más grandes del mundo, transformado en Parque Nacional brasileño en 2008.

En la Praia da Orla de Novo Airão está el Flutuante dos Botos, uno de los tramos más memorables del viaje. Allí, se puede nadar con delfines rosados, mamíferos acuáticos presentes en las leyendas de la Amazonía.

Aunque tiene el 60% de su territorio sumergido, Anavilhanas también cuenta con senderos como el Barro Branco y el Bariaú, colmados de cipós (bejucos) y árboles de gran tamaño, como el tauaré, el cedro, el castaño y la sapucaia.

Aunque imponente de cerca, el Rio Negro se pierde en la inmensidad de la selva. Aquí, una foto aérea tomada frente al hotel Tropical Manaus Ecoresort.

Ubicado entre los municipios de Iranduba, Manaus y Novo Airão, el complejo cuenta con alrededor de 400 islas y diferentes paisajes con densos selvas, igapós, playas de agua dulce e incluso enormes rocas, como en la foto.

Pero es entre marzo y agosto – en época de crecida – cuando el Rio Negro es más hermoso, reflejando el cielo en interminables espejos de agua.

Una experiencia inolvidable: Cruzar un igapó entre las copas de los árboles de la Amazonía y sentir el silencio que solo es interrumpido por los sonidos de los animales y de los gajos que se rompren.